Título: Perdóname, no lo volveré a hacer, Instalación artística (2014)
Materiales: Material reciclado (madera, textil, plástico, cartón…), Impresión digital, audiovisuales.
TODA UNA CULTURA, LA DE LA HOMBRÍA
hombría, llegar a ser un hombre, ser todo un hombre, ser más hombre, hombre hecho y derecho, hombre que se viste por los pies, hombre de pelo en barba, hombre de pelo en pecho, de hombre a hombre…
¿Cómo son?
Tienen un discurso androcéntrico, es decir, como si lo masculino estuviera en el centro del universo. Su discurso es machista o paternalista y habitualmente niegan que exista desigualdad ya que tienen una visión complementarista, en la que mujeres y hombres son muy diferentes pero se complementan bien, cada uno en su sitio.
Reconocen que las mujeres son más autosuficientes en la actualidad, pero lo valoran únicamente si ellas no defienden sus derechos ante ellos. Si éstas lo hacen, suelen reaccionar con ira, alejándose en actitud victimista o actuando con diversos grados de violencia para «ponerlas en su lugar», ya que ellas están «atacando» los roles de género establecidos.
Son resistentes al cambio al que no ven como necesario.
Habitualmente son antifeministas, descalificadores, demonizadores o desconocedores de las reivindicaciones femeninas. Suelen entender la lucha de las feministas como una reivindicación de dominio sobre los varones, cuando realmente el feminismo es la reivindicación de la igualdad.
También los hay que se consideran no violentos ya que piensan que a las mujeres no se les debe pegar porque son más débiles, y por ello, consideran al agresor poco hombre.
No suelen expresar sus ideas públicamente, no se reconocerían como machistas delante de la gente que no conocen ya que, afortunadamente hoy en día, se arriesgan a que alguna persona les llame la atención. Pero sí que lo hacen en privado, especialmente cuando no hay mujeres junto a ellos. En ese contexto, hacen chistes machistas, y comentarios sobre las mujeres en general que no harían delante de sus parejas u otras personas.
Afortunadamente, hay cada vez más hombres que nadan contracorriente, en contra del machismo que esconde tanta hombría. Son hombres que están a favor de la igualdad e incluso lo manifiestan públicamente. Estos hombres antisexistas, según algunos estudios, aún no sobrepasan el 5% del colectivo masculino, pero cada vez serán más.
Es muy difícil sentirse libre del machismo interno que todos y todas llevamos dentro, muy difícil no tener dudas, retrocesos o contradicciones, ya que vivimos en una sociedad que, desde que nacemos, constantemente nos bombardea con mensajes y modelos sexistas promovidos por el modelo de masculinidad tradicional. Un modelo que normaliza la violencia desde muy pequeños aceptándola como la vía natural para desarrollar la virilidad y la hombría. Un modelo que silencia la violencia que mata a las mujeres.
Es necesario terminar con los conceptos tradicionales de masculinidad y violencia, tanto en la familia y en casa, como en la calle, en los colegios e institutos, en el trabajo, en los periódicos, en la radio, en la televisión, para evitar a toda costa que los modelos que originan la violencia se sigan reproduciendo.
Con este trabajo artístico, desde la Asociación Cultural OCTUBRE, hemos querido visibilizar el machismo, muy presente en muchos hombres, a través de la narración de una historia contada por ellos mismos. Un machismo con el que convivimos habitualmente, muy normalizado entre nosotros y nosotras, dentro de las relaciones, y que puede evolucionar hacia la violencia más cruel.